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Boris Arrunátegui

Estuve aquí

 

 

 

No puedo saltar,

sobre las líneas que me miran

han estado tanto tiempo esperando

para que vista su desnudez.

Como éste cuerpo, proscrito de mi alma

cuando se desproyecta de la luz.

O éste silencio que se enmascara

bajo la tarde y su crepúsculo.

En un septiembre cualquiera

transfigurado a lo etéreo,

donde yazgo, por éste puerco porvenir.

Ahora que viajo, desnudo de nombre.

Y me hurgo en mis fachadas

y me busco en mi interior,

como si fuera un sótano

para ver, que tengo por dentro.

Náufrago me abrazo a las sombras

bajo los muelles de la vida.

En ésta hora de vértigos

o trance, hacía algún pasado o mañana

escondidos, bajo la mesa de mi memoria.

Bajo las horas, vencidas por el tiempo.

Con las pestañas caídas,

alejado de un sueño vano,

arrinconado en el musgo

de una vieja pared, del tiempo.

O quizá, recogido en un estado animal.

No sé, en que alma guardaré,

las enaguas de ésta vida.

Para luego decir :

¡ YO ESTUVE AQUÍ ! ...

Ayer, mañana, qué se yo,

pero estuve,

en algún tiempo, perdido.


 


 

 

 

 

Réquiem para un don nadie


 

Si hay algo que no amalgama en el solsticio

ni en el mágico esplendor, del alba en las mañanas

ése, soy yo.

El que quiebra tus velas por las noches

el nefasto predador, de tus viñedos.

Es señor de su iluso patrimonio,

feudal de la nada, en un pueblo que no existe.

El HUMPHREY BOGART en el film, de sus alucinaciones.

El que se eleva en la cresta del olvido,

sin rendición alguna.

Inmomificado,

preso de su talón de aquiles,

cargando incertidumbre en las manos

sin saber dónde, envolver el alma

para su segunda muerte.


 

Decidme, arterias de la noche en pleno

que enloban al hombre, bajo la luna :

A quién, habrá retocado la tinta

que no dibuja al forastero que asomo,

engullido bajo las piedras ?...

Aferrado a éstas horas opacas

como nidos de cuervos que se enlutan

para su próximo festín.

Donde no quedará ni el holograma

de sus múltiples sonidos.

Ni la serigrafía que se cuece

sin huellas dactilares

ni brillos, para éste fluido.

En éste Big Bang, donde nadie lo conoce.

Se perderá. Regresará

por el agujero negro donde asomo.

Dosificado bajo ésta desconfirmación

de que dios existe.


 

Ah éstas mañanas salinas en que despierto

como un sueño lejano

caminando por desoladas playas

con aspecto de pirata encallado

por algún viejo puerto.

Narcotizado de tanto beber de mis ancestros

esperando que la muesca

de alguna colorina sonrisa

me devuelva la vida.

O que al menos, engalane mi periplo.

Mientras mis días se van

y yo elevo mis últimas plegarias.

¿ Acaso tengo patria ?...

A veces me pregunto.


 

 

 

 

 

 

 


 

Escribiendo frente al mar


 

Nuevamente te vas,

evaporando entre los signos,

como una fábula entre las cuerdas

de tu callado corcel, que se lleva,

hasta las sílabas de tu nombre.

Mientras yo,

vuelvo entre el crepúsculo, al lugar de siempre.

A sentir, el aire caliente que me envuelve

con sus olas viscosas.

Oigo las olas del mar

rumorosas, burbujeantes

naufragar, al borde de la eternidad.

Mientras un largo silencio se desgrana

de la quietud, de mis pasos.


 

A éste silencio he venido

entre el silvar de gaviotas

que apenas notan mi presencia.

Ahora que no hay vida

en estos ojos de hombre.

Sólo una luz quemante,

un relámpago herido,

un peso bestial,

un sudor de agonía que -ahoga.

A escribirte,

estos últimos versos.

Éste poema que no es más que

un puñado de palabras desmenuzadas

que se han de perder, entre el polvo y el viento

para regresar a mis noches, como flores negras.

En ésta ceguera que me arrastra,

al no poder contemplarte.


 

Ahora, que no volveré a ver

el arco iris en tus ojos, miro al mar

y en cada brillo, en cada gota de sal

le sonrió, a tu rostro inolvidable.

Que no vendrá, a inquietarme por las noches

bajo éste disco, inmóvil de la luna.


 

Sé, que debería olvidarte

pero ésta furiosa tozudez de hombre

ni siquiera siente la nesecidad,

de luchar contra éste sentimiento.

Ay de mí

y éste coyote que me arpa

y me arde, en el núcleo del dolor.

Que te quiere

niña, estrella, luz

pequeña mía. Que se inmola

cargando el mundo por ti.

Que ama la felicidad,

graciosa de tu cuerpo.

Que despierto como centinela

día a día, ve rodar las agujas del reloj

que tejen, el suicidio de mis noches.

Mientras escucho una canción, de EDITH PIAF

esperando me lleve, hasta el último verso

y de mi manga, caiga tu nombre

sin mayúscula, que pueda sostener

entre las sílabas,

de mis dedos.

Boris Arrunátegui

(Chiclayo, Lambayeque, 1953)

 

 

Escribidor autodidacta de formación libre. Escribe desde la adolescencia. Desde el año 2007 da a conocer sus textos. Ha sido publicado en Antología de Poesía en Miraflores (Anfiteatro Chabuca Granada, 2008); Muestra Poética de Lima Sur (Comunidad Poesía en el Sur, 2009); en Revista Pohemia Lux (2010); Antología de Enero en la Palabra - XVIII Festival de Poesía del Sur Andino (Cusco, 2014); Antología de Enero en la Palabra - XIX Festival de Poesía del Sur Andino (Cusco, 2015). Plectro Editores 2015. Blogspot Poetas del Siglo XXI Marzo 2015. Plectro Editores 2016. Antología de la Cultura Afroperuana - Noviembre 2016. Y en diversas revistas y plaquetas. Ha recitado sus textos en: Festival de Poesía de Lima, 2014. Primer Festival de Poesía de Ate, 2014. Festival de Poesía del Sur Andino - Enero en la Palabra ( Cusco 2014 y 2015). Primer Festival de La Caravana de Poesía Lima (Cusco, 2014 ). Primer Festival ANTIFIL (2016). Tercer Festival de Caravana de Poesía Lima (Huancavelica, 2016 ). Gran Teatro de Lima - Invitado por el Grupo Musical Internacional “ANTOLOGÍA”, en el aniversario por sus 15 años de creación musical “ANTOLOGÍA SINFÓ- NICO” ( Agosto 2014).

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