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La Música del Hielo 
Pájaros en los Cables Editores. Lima, 2015.  
Serie: Tornasol

El hielo al cual hace referencia el autor en el título, no es cualquier hielo. Es una banquisa que flota sobre la superficie del agua de mar, no es banquisa de orilla, fluye como el fuego que arrasa las nubes del recuerdo y el deseo.

Este hielo consta de tres bloques, en el primero, Elsinore, Luis Alonso Cruz genera un yo poético como una unidad cerrada en sí misma, una vida total que brota desde referentes magníficos y volutas imágenes.

Va desde la gestación hasta la muerte, todas las muertes posibles.

Esperar/ es una virtud materna y lanza la flecha al futuro.

Asistimos a la antropomorfización de la medianoche, la persistencia del mar invasivo y la redefinición de La Inocencia como aquella infancia-desenlace definida por: ese roble en medio de la bahía,/ el frío y los peces muertos. Nos habla de un lugar al otro extremo de la bahía, fuera del útero; mientras la medianoche vela a la parturienta desde su sueño profundo.

El poema dos es la progresión a la juventud y la adultez a velocidad superlumínica. La mar deja de ser el líquido amniótico fundamental y se convierte en vida. Buscamos la vida en ciudades, calles, plazas, lo que sea; vivimos para ensuciarnos como corsarios, ladrones, piratas amantes; hicimos el amor permitiéndonos encallar en lechos, repletos de voluptuosas flores, para llegar al misterioso fin del mundo; nos casamos y al día siguiente: las constelaciones se volvieron hogares seguros...

Luego vinieron los destierros, los viajes, las mudanzas, los rompimientos, el desarraigo; y finalmente, la muerte en todas sus formas. Recuerda que el retrato paterno siempre es el más grave: la caja de sus serpientes, la cáscara de sal más importante y con el padre, la sabiduría benefactora del tilo es heredada con dolor. Unter den Linden nos explica que somos vibraciones de una mecánica cuántica mayor y menor, tan solo un hilo que forma parte de la trama infinita de la humanidad que fue, es y será. La Unión, Sildavia y Las Aventuras de Tintín colorean el estremecimiento intestinal de una Europa ansiada por esta madurez imaginaria del autor y utiliza como puente la historia que une la realidad con el recuerdo o deseo. Mascha Kaléko es el ejemplo elegido para ilustrar todas las muertes: ser mujer, judía y poeta en la Alemania Nazi; su separación traumática de la tierra, el sentimiento de alteridad, el aislamiento; la pérdida violenta de un hijo, soledad, melancolía. La cuarta muerte, la definitiva, era la única que le faltaba.

En los retratos oxidados escucho las anotaciones del padre llenando los espacios indelebles que se configuraron en la primera parte del libro, hablando como si fuera Viktor Frankl, contándonos las tristes historias de un campo de concentración marino en donde los sobrevivientes, presos de la furia y soledad de sus emociones y los recuerdos de sus vidas, salen a buscar la casa que dejaron antes de ser recluidos en la realidad, quieren abrazar a la esposa, a los hijos, besar sus pieles, pero cuando abren los ojos, el infierno del agua salada aún sigue allí, pesadilla arrastrando la dulzura del sueño hacia el fluido multicolor que se incendia en sus ojos. La Guerra Civil Rusa y el determinismo genético a ser vencido son elementos fundantes de los hombres y sus familias que crecen y se retuercen,/ tienen raíces,/ esparcen semillas que se quedaron en los montes. 

Finalmente, Pulsar de hielo nos trae la voz personalísima. El yo poético se pregunta sobre sí mismo y su condición. El oxígeno va dibujando las branquias,/ Hemos cambiado/ O de repente nunca dejamos de ser fetos de reptiles. En esta parte final aparecen nuevas preguntas sobre la verdad sin dejar de lado los temas transversales: somos el espejo dentro del espejo, el padre y el hijo se encuentran, se reconocen, son la misma persona en el sueño, en los pensamientos que recuerdan familias en llamas y, en su último aliento, no refleja la desesperación y el desgarramiento de la mar, la vida y su historia; solo la monotonía de la rutina para dejar el lápiz y volver al autor.

El hielo al cual hace referencia el autor en el título, no es cualquier hielo. Es una banquisa que flota sobre la superficie del agua de mar, hielo a la deriva, mar de hielo y fuego.

 

 

Javier Manuel Rivera Martínez

Arequipa, 7 de Julio de 2016

Dos poemas de La Música del Hielo 

5.

 

En nuestra caja de viajes siempre llevamos un poema,

el más grave,

el que tiene el retrato paterno

la caja de sus serpientes.

Ellas proponen el signo de lo imposible,

la pregunta en movimiento perpetuo

el final de todo Arte,

y el camino al verdadero origen.

 

                                               Hemos llegado a la ciudad de nuestro padre:

                                                           Metrópolis

                                               la misma que vive bajo su sol invisible,

                                  

Bajo los árboles de tilo

Allí

Callas; cuando la acera hace sus sonidos con las lenguas rugosas de tantos cigarros

Callas; escondes tu insignia porque los ojos están hechos para romper sigilos y ventanas

Tus preguntas se apagan,

el lenguaje se te parte en el ombligo

 

La avenida Unter der Linden se mete en el cuarto,

se toma la forma que tuvo los mares hace millones de años,

trilobites dormitando en el fondo, criaturas que me hacen pensar:

“Y si uno se arroja a este mar, seré un envoltorio más cumpliendo la función de cubrir las partes de Adán

O serás el simple envoltorio que hace círculos”

Mi pregunta se apaga

                      “Sólo Salta, eres un hilo, ya tensaste demasiado el puente, deja que todo se caiga”

 

En la Unter der Linden El candelabro y el reloj,

parecen las arañas gigantescas que conocí en los parques y que en las habitaciones

se comen a la gente, y las vuelven a parir para que nunca lo olviden

 

En una habitación de la Unter der Linden,

Son las 8 de la noche y las noticias entran como navajas y lanzas atravesando mi garganta:

“Asesinaron a  más de cien niños en una mañana”

Callas y el sueño viene como libros cerrados

Callas y el apocalipsis le llegó a la multitud

Callas y escuchas las bombas en España y Londres

demasiados muertos con mucha precisión

Callas, “Bombas en Andalucía”

A la mañana siguiente,

La Unter der Linden es dios padre, dios hijo y dios espíritu santo

Es la serpiente del Edén y es un transeúnte más con la cerveza en la mano.

 

6.

 

A Veinte grados de latitud hemos dejado la ciudad del padre,

 

este desierto, que como espacio de interrogación, tiene otro nombre:

Sildavia.

Los relojes repiten el nombre y la ciudad se queda atrapada en la arena, rebuscando formas.

Sus letras son las katanas con las que cortas las lenguas y las costillas de todos los seres imaginarios,

desgarran los paraísos escritos en hojas blancas

 y mutilas las estatuas en el jardín.

¿Cómo te invento, dibujando elipses o con algebra?,

aquí me quedo desesperado porque sigo el movimiento de tus sonidos y de los peces de tu acuario

pero se me hace inalcanzable el verdadero color de tus ojos muertos.

Vamos a dormir bajo la Puerta del Sol, con ese sabor de vino añejado a la fuerza y sintiendo que lo real es un poco más desfigurado que el cine y sus amnesias.

Todo esfuerzo queda en el granito de la acera, en cada fibra de la alfombra y los hilos del traje de bodas de nuestra madre

 

¿A qué sección del puente puedo mover este recuerdo?

¿Somos un simple triangulo incompleto?,

Sildavia eres una falsa pasión.

Luis Alonso Cruz Álvarez
(Lima, 1981)

Ingeniero Industrial de la Universidad de Lima, con maestría en Gestión del Conocimiento por la Universidad de León de España y administrador del blog cultural “Fundador de Supernovas” (http://luiscruzalvarez.blogspot.pe/). Publicó los libros Tetrameron (Fondo de la Universidad de Lima, 2003); Lumen, Trilogía del Espíritu (Nido de Cuervos, 2007); Radio Futura, dentro de la Colección “Piedra y Sangre” (Lustra Editores, 2008); Osario de Criaturas Perplejas (MiCielo Ediciones, 2014) y La Música del Hielo (Pájaros en el Cable Editores, 2015). Poemas suyos aparecen en las antologías: “Mirando sobre el Heno” (Vallejo & Company Ediciones, Lima 2014), “Plexo Perú, Poesía Gráfica Perú-Chile”(Editorial Quimantú y Casa Azul, Valparaíso 2014),“Versolibrismo, poesía y arte contemporáneos” (Río Negro, Lima 2013) y “Cuatro Poetas Peruanos” (El Quirófano Editores, Guayaquil 2013). También ha incursionado en los relatos de ciencia ficción en revistas y páginas sobre el género (Cofibuk, México 2016, Revista Tatuajes N° 37 y 38, Perú 2015 y Revista Korad N° 17, Cuba 2015).

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