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Entrevista al poeta Miguel Blásica

Entrevista al poeta

Miguel Blásica

Editorial Bisonte

"Me percaté de que la relación de poemas colocados cronológicamente constituían una visión interior de soledad, melancolía y dolor que traslucen aquellos años en la monstruosa Lima, no desde el punto de vista maniqueo de “la década de los ochenta: los años maravillosos” con el que ha sido cuadriculado este período de tiempo, sino desde la perspectiva de instantes capturados en la vida de un muchacho de barrio limeño".



Dialogamos con el poeta y actor Miguel Blásica, a propósito de su reciente poemario Boca de guerra, publicado este año. Tras unos breves encuentros con Miguel en la Feria del Libro Ricardo Palma, la conversación sobre diversos temas motivó esta breve entrevista que fue complementada con un té de jazmín y un café al paso junto a un grupo de amigos y unas promesas de acciones y viajes para irrumpir en cualquier punto de esta y otras ciudades. Al final de la entrevista, podrá descargar un PDF con algunos poemas de Boca de Guerra.





1.- ¿Qué crees que nos impulsa a escribir poesía y qué significado tiene para ti?

Hace unos días escribía en mi cuenta de Facebook que, más allá de esperar que alguien nos lea, el impulso primigenio es volcar hacia afuera una especie de magma de todo lo que ocurre en nuestros sentidos. Si vamos más allá, aquello —y quiero interpretarl0— se articula no sólo como escritura convencional. “Escribir” es plasmar en formas aquella lava hirviente que de no salir terminaría calcinándonos o volviéndonos criminales o qué sé yo. Se manifiesta, en mi caso, a partir de estructuras que van desde el movimiento creativo de mi cuerpo hasta la escritura per se. Desde la danza, el teatro y la experimentación escénica pasando por la poesía plasmada en palabras. La verdad de esa manifestación la considero poesía, cuando esa lava adquiere formas más precisas entonces recién pienso en espectadores – lectores.


2.- Publicaste el poemario Boca de Guerra este año, se trata de un libro que escribiste, básicamente, a finales de los 80’s y buena parte de los años 90’s ¿Cómo fue el proceso de su concepción?

Boca de Guerra compendia poemas de 1986 a 2001. Desde fines de los noventa sentí la necesidad de guardar y seleccionar poemas que habían estado desperdigados, luego de correcciones diversas que realicé en diferentes ciudades a las que me llevaban las giras de teatro. El formato final se realizó en el 2004, en La Paz. Pensé no tocar el diseño al que llegué, luego de una revisión final, y esperé la posibilidad de publicarlo lo cual recién se realizó el 2017.


Me percaté de que la relación de poemas colocados cronológicamente constituían una visión interior de soledad, melancolía y dolor que traslucen aquellos años en la monstruosa Lima, no desde el punto de vista maniqueo de “la década de los ochenta: los años maravillosos” con el que ha sido cuadriculado este período de tiempo, sino desde la perspectiva de instantes capturados en la vida de un muchacho de barrio limeño. Si tomo la distancia del tiempo, me veo a los 21 ó 22 años y quedé satisfecho con este poemario que durante años se iba a llamar El Velo de Maya (como un llamado a la ilusión según el budismo e hinduismo) pero que a último momento y en honor a ese conflicto interior / exterior se titula ahora Boca de Guerra.


3.- ¿Crees posible que la poesía como vivencia y reflexión pueda dar testimonio histórico fehaciente de lo ocurrido social y políticamente con respecto la guerra interna ocurrida en el Perú en las décadas de los 80 y 90?

¿De qué manera comprendemos lo de fehaciente? Como ya lo mencioné, Boca de Guerra es ese testimonio, creo, vital, tal como magníficamente lo menciona mi amigo el poeta Willy Gómez Migliaro en su semblanza del libro: "más allá del lenguaje artístico, en su propio descaro". La historiografía comprende herramientas con las cuales construye a partir de hechos, fechas y documentos el conjunto de clasificaciones en el tablero taxonómico. Con la poesía sólo tenemos la voz propia, una voz que clama en el desierto y aquí sí cabe el hecho fehaciente. Creo que en otros contextos se han abierto puertas a esta reflexión histórica, político-cultural a partir de la poesía. Una especie de termómetro del tiempo a partir de la construcción que se va tejiendo y sucede en la mente del lector, de quien se acerque a percibir la poesía.

4.- ¿Cómo abordas la posibilidad de proponer nuevas formas de expresión, teniendo en cuenta tu propio proceso en el tiempo y las nuevas generaciones en el Perú?

La estrategia es tejer, y en ello, como proceso en el tiempo se comprende la propuesta de constituir nuevos lenguajes solo si tenemos persistencia y eslabonamos etapas. Ahora, esto en el Perú se ha dificultado por el cambio de eje de referencias visuales y por los referentes que 27 años del post fujimorismo nos ha dejado como correlato de información y profundidad. El desarrollo de las plataformas y herramientas interculturales tecnológicas determinan e influyen considerablemente. No podemos aspirar a que los espectadores se queden a nuestro lado mirándonos como en el viejo teatro buegués. Un aspecto importante de comprender es la asociación que se hace entre razón y argumento. Mis trabajos de experimentación buscan romper ese eje de historia preconcebida para mostrarse en el contrapunto rítmico de la palabra, en la poesía y en la articulación del cuerpo entre acción, elemento y espacio en la investigación escénica.


Empecé este proceso en 1989 con el colectivo experimental Ulkadi y lo maravilloso de esa experiencia fue la amalgama poética que animaba escribir y accionar performáticamente. Rescatable fue también la experiencia que tuvimos con la etapa experimental Gelidamantis desarrollado en Bolivia en los 90.


Creo que es tarea pendiente la confrontación de nuevas propuestas que se irán desarrollando y mostrando para tener una certidumbre de cómo toman esas nuevas generaciones la creatividad del momento actual de mi trabajo. Pienso objetivamente en las universidades como foco y ello sería volver a los orígenes con Ulkadi cuando recorríamos las facultades de San Marcos, el comedor y canchita de San Fernando, la UNI, La Agraria, la Ricardo Palma y se posibilitaba una convivencia estudiantil valiosa. Animar debates sobre estéticas en relación a temas de discusión actuales, sería maravilloso.



5.- Eran tiempos bravos debido a las revueltas, crisis y desenfado. En ese contexto tuviste la posibilidad de hacer música. ¿Qué significó para ti Masoko Tanga?

Un proyecto que posibilitó probar y crear musicalmente dentro de una corriente que marcó a mi generación como fue la movida subte. Logré hilvanar y crecer un concepto que a partir del rock me llevó del frenesí del impulso punk (los tiempos iniciales de Ulkadi con la confrontación y choque con los espectadores también tenían esta carga) y se dirigió al post punk elaborando más la música y las letras. La canción “Yo existo /existía” era un tema surgido de un cadáver exquisito al que llegamos con un grupo de amigos sin que ellos se dieran cuenta de que estaban creando la letra de una canción.


Si bien Masoko Tanga tuvo una vida efímera (de 1985 a 1990), su influencia en cuanto praxis de abordaje y experiencia creativa, la composición y edición me permitirían relacionar y conectar con los proyectos posteriores.

6.- ¿Qué te ha brindado el teatro y cómo vinculas las artes escénicas con tu trabajo poético?


El teatro es mi actividad principal, podemos decir que es mi oficio, ya he mencionado que la puesta en práctica de tejer, enhebrar y componer articula fuentes y procedencias. El sonido es un elemento básico y el teatro es palabra y acción. Lo poético es inherente no porque haga uso de la palabra sino en la articulación del tejido mencionado. He dirigido obras como el unipersonal de universo femenino “Teresa Filosófica” donde dejé textos casi puros poéticamente porque fue un trabajo que se inspiraba en la metafísica de la poesía barroca hispanoamericana en el 2002, trabajo que estrenamos en Quito con Desnudoteatro, pero luego me fui percatando que al teatro le es inherente textos que remitan a una acción directa, salvo este tipo determinado de trabajos como el mencionado, la escritura poética va por otro canal que no es precisamente el texto para teatro. Esto también reviste una objetividad determinada en las incursiones performáticas. En este tipo de trabajos el texto es bastante limitado y no porque lo determine así, sino que el peso de la imagen resulta casi abrumador. Y sobre qué me ha dado el teatro, podría decir que el soporte sobre el cual se puede poner a prueba la capacidad de componer, también teniendo en cuenta a otros actores, de trabajar en equipo y de aprender también la docencia del mismo, para confrontar resultados y continuar experimentando en una búsqueda constante.

7.- Cuéntanos del proyecto Azul Cometa Producciones y tu experiencia en la docencia y el teatro para niños.


AZUL COMETA Producciones es la empresa que dirijo y con la cual promociono obras de teatro para la familia basadas en cuentos. Tenemos dos obras: “Cuentos mientras viene…el tren” y “El Zorro y el Puma” cuento andino recopilado por José María Arguedas. Creo que el trabajo de casi 10 años continuos desde la labor desarrollada en Cusco desde 2006, haciéndome cargo de talleres de teatro en colegios en esa ciudad y en Lima me han permitido proyectar la difusión de estas obras en colegios y espacios culturales reconociendo que también los he trabajado dentro de planes de lectoría. La docencia la ejerzo desde la utilización de herramientas del teatro para quienes no buscan ser actores como para quien quiera serlo.


En el aula es fundamental el ejercicio de sociabilización, apertura, recepción de las propuestas de todos y consenso. Estas capacidades pueden ser desarrolladas por el teatro. Lamentablemente es muy pobre aún la recepción de los directivos de colegios de los aprendizajes que puede dar en la educación la creatividad artística y no pasa en mucho de efectismo de promoción sin apreciar el poderoso fondo de estímulos para los niños, pero esa es la labor a seguir desarrollando.

8.- Finalmente, ¿cuáles son tus nuevos proyectos literarios?

Luego de recopilar hace algunos años una gran cantidad de textos los he ido ordenando en formatos diversos. Tengo una especie de continuidad de los textos de Boca de Guerra porque aún están impregnados de la atmósfera post apocalíptica que se respiraba en los 90 (del cual no nos hemos alejado mucho en realidad) sensaciones de desvarío y deriva que se agrupan en lo que he llamado momentáneamente El Triunfo de la Muerte como en la pintura desgarradora de Brueghel. Pero no digo más y espero que salgan. Tengo cuentos y un esbozo de ya más de 50 páginas de una novela futurista que concebí en 1999 y que, pese a que va a pasos de tortuga, existe. Eso es lo importante, existir y luego cobrar vida en un futuro, que no demore tanto.




Miguel Blásica. Boca de Guerra.

Lima: Editorial Pájaros en los Cables, 2017.

Descargue el pdf haciendo clic en la imagen


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