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Entrevista al escritor José del Valle González

Entrevista al escritor

José del valle González

Editorial Bisonte

“Comencé con relatos cortos, al mismo tiempo que frecuentaba semanalmente reuniones y peñas literarias con buenos amigos donde se leían textos diversos, se analizaban y criticaban con espíritu constructivo”.

Dialogamos con el escritor y físico cubano, José del Valle González, a propósito del lanzamiento de su ópera prima El Estadio, novela publicada recientemente por Editorial Bisonte. José dicta conferencias en torno al ámbito educativo, a lo largo del Perú. Asimismo, es un convencido de que la educación es la base cultural de cualquier sociedad y la cultura es quien hace crecer a un país en todos los aspectos. Tras unas entrañables charlas, la idea de publicar este original y apasionante libro surgió repentinamente gracias a la coyuntura de siempre, el dilema eterno de la corrupción en nuestras sociedades latinoamericanas y, a contrapelo, lo que generalmente sirve como distracción mayoritaria, es decir: el fútbol, como un especial y sano sortilegio de masas venerado por las mayorías, pero aprovechado a veces por minorías para fines oportunistas y no tan benevolentes. A continuación esta breve pero fructífera conversación para conocer más a José.




Tenemos entendido que usted frecuentaba los círculos literarios y culturales de su Holguín natal, ¿cómo fueron los inicios de su acercamiento a la literatura?

Nunca me creí ser un escritor literario, a no ser por los artículos científicos propios de mi profesión en la universidad donde laboré durante décadas que me acercaban a la redacción, pero siempre hay una primera vez. Comencé con relatos cortos, al mismo tiempo que frecuentaba semanalmente reuniones y peñas literarias con buenos amigos donde se leían textos diversos, se analizaban y criticaban con espíritu constructivo.

En Holguín se celebra un evento anual de carácter nacional y en ese momento, hace más de diez años, ya había escrito 19 cuentos (hoy no estaría de acuerdo con algunos de ellos). Mis amigos me animaron y participé en el concurso con un seudónimo como planteaban las bases. Es decir, no se conocía el autor hasta que el jurado terminaba de deliberar. Entonces hice mi cuaderno El Astrolabio, lo presenté y después que lo hice, casi estaba arrepentido, pues me fui enterando de que al certamen se presentaron periodistas y escritores consagrados con sus obras que pasaban de cien.

En la noche de las premiaciones llegó la sorpresa: El Astrolabio obtuvo el segundo lugar entre tres obras premiadas. Ese fue el inicio.

¿Cómo concibió la idea de la novela El Estadio, y cómo ha sido la receptividad en los lectores peruanos?

Con El Estadio me sucedió algo fuera de lo común, pues después del Astrolabio transcurrieron unos tres años. Ya había escrito otra novela (inédita) y unos veinte relatos más, adapté algunos a guiones de radio al menos quincenalmente con aceptable acogida por la radio audiencia. Paralelamente, me presentaba anualmente a eventos de “Casas de Cultura” en mi ciudad y había obtenido primeros lugares en tres años sucesivos.

Un día me percaté de que se estaban publicando antologías de esa institución con autores merecedores de segundos, terceros lugares y menciones, pero no aparecía ningún cuento mío. Entonces le reclamé al editor y me dio la buena noticia de que deseaban publicarme un libro de relatos costumbristas de mi autoría, pero le faltaban dos o tres cuentos más para completar el libro. Me dieron de plazo unos quince días, pero…con la laptop en la mano todo el tiempo, no se me ocurría nada que me convenciera. Entonces, ya casi culminado el plazo, una madrugada comenzó a nacer El Estadio. Por la noche, tenía 47 páginas y comprenderás que no hay cuento de 47 páginas. Estaba saliendo una noveleta tal y como si me la estuvieran dictando al oído.

Al final, no me publicaron los relatos pero ya había nacido El Estadio que después traje y adapté a la realidad peruana.

¿Usted cree que el realismo mágico, corriente que cubre esta novela, sirve para describir perfectamente con lo que ocurre día a día en nuestras sociedades latinoamericanas?


Ya lo dice la palabra: “realismo”. Para mí es un mundo imaginario con algo de onírico donde muchas actitudes están retratadas. Lo positivo, lo bueno, lo sensiblemente humanitario, se dice a cuatro voces y a veces se amplifica, pero la “mala levadura” del hombre como decía Rubén Darío, se enmascara fácilmente. En mi novela trato de desenmascararla.



En la novela resalta el protagonismo de un personaje apodado El Ciego, quien “ve” lo que los demás no ven o no quieren ver. ¿Qué representa este personaje?

Se me ocurrió un ciego que es sabio a la vez. Ese hombre representa a aquella parte de la sociedad que no necesita gozar del sentido de la visión para describir una realidad objetiva que algunos fanáticos no quieren o no desean ver.

¿Cuál es su relación con la literatura y la sociedad peruana, y cómo ha sido su experiencia como escritor y como educador en nuestro país?

Antes de pensar remotamente viajar a Perú, conocía de su rica tradición cultural y siempre tuve como referentes a José Martí, Pablo Neruda y al peruano César Vallejo. Siempre me conmoví con su corto poema “Masa”, ¿cuántas cosas inmensas en tan pocas palabras? Después vinieron Julio Ramón Ribeyro, Arguedas y Mario Vargas Llosa entre otros. Pienso que el Perú debe ir al rescate de esos grandes escritores y que la juventud absorbida por el consumismo, desgraciadamente está perdiendo la brújula; aunque soy optimista y opino que puede reencontrarla.



Se habla mucho del déficit que alcanza la comprensión lectora en nuestros estudiantes. ¿Cómo cree que puede mejorar el nivel educativo peruano?


Que me perdonen los de la “palabrita” comprensión lectora, porque para leer hay que comprender, eso lo miro como un comodín casi cacofónico. A nadie se le puede obligar a leer, sin embargo se le puede motivar que es algo diferente. Creo que ahí está la clave en pocas palabras. Y como diría: Vallejo "Hay, hermanos, muchísimo que hacer".


Usted es, además de pedagogo, físico de carrera, ¿cómo vincula las ciencias con su vocación literaria?


Desde pequeño me gustó leer y lo convertí en hábito después que crecí. Empecé con Julio Verne, Salgari, Daniel Defoe, Alejandro Dumas y otros. Después me subyugué con la “novela problema” donde pasaron Poe, Conan Doyle, Agatha Christie y George Simenon por no mencionarlos a todos sin omitir “la novela negra” de Dashiel Hamlet y Raymond Chandler.

En mi etapa madura me motivaron “los iluministas franceses” y qué decir de los clásicos rusos del siglo XlX y la perfección en la narrativa de Tolstoi, Dostoievski, Chejov, Gogol y Boris Pasternak.

Como profesión me incliné por la Física porque va al por qué y si te das cuenta, esos grandes poetas y narradores también van al por qué de la naturaleza humana. Es decir, que hay puntos en común y eso es Filosofía. Las divisiones las pone el hombre, pero la naturaleza y la sociedad no vienen divididas en paquetes; las divide uno, a veces por comodidad. También debo decirte que me apasiona la Historia y por qué no, la música.


Finalmente, luego de presentar y promover la novela El Estadio ¿qué proyectos culturales prepara y qué otras publicaciones tiene en mente?

Tengo dos libros totalmente terminados y una novela que es la perla de mi corona particular y trata sobre la historia de mi abuelo cuando emigró de España hacia Cuba con las vicisitudes por las que pasaron miles de sus coterráneos hace cien años, se llama “El abuelo y el Cojo”. En breve tendrán noticias sobre estas publicaciones. Muchas gracias.


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